La recaída del duelo
El proceso del duelo no tiene un tiempo estimado, cada persona vive su propio proceso. Algunos podrán no parecer estar en duelo y algunos otros parecerá que no pueden salir, cada uno tiene su propio dolor y es imposible medirlo para que desaparezca.
1. Si huyes del dolor, jamás se irá.
Es complicado aprender a sentirte frágil, a nadie le gusta sentirse vulnerable y el dolor nos vuelve vulnerables, pero si no aprendes a reconocer que te duele la pérdida, a sentir el dolor, a vivirlo: jamás se irá porque cada día te aferras a él intentando que no exista.
2. Haz las paces con lo que tengas que hacerlo.
A veces la pérdida de alguien significa en nuestra vida querer ver cualquier situación de manera perfecta, ignorando que quizás hay situaciones que tengamos que enfrentar aunque la persona ya no esté en vida. Si es tu caso y quedó alguna situación irresuelta, es momento de hacer las paces con esa situación, esa persona y dejarlos ir a ambos.
Si lo que intentas es hacer como que nada pasó y que todo está bien, lo único que haces nuevamente es aferrarte a una situación inconclusa a la que volverás cuantas veces necesites para dejarla ir.
3. Vuelve a resignificar
Si has intentado ya no sentirte triste, volver a comenzar, salir y convivir con personas y la tristeza te vuelve abundar, entonces resignfica*. Encuentra nuevos sentidos que te permitan ver la vida con otros ojos, no olvidándote de nadie ni de nada, si no encontrando nuevos senderos por recorrer, con nuevos ánimos.
4. Encuentra ayuda profesional
Quizás este proceso que estás viviendo se ha vuelvo cansado para ti y has intentado resolverlo con las herramientas que tú mismo posees pero siempre vuelves al sentimiento de pérdida: no lo dudes y busca ayuda profesional. Acude con un psicoterapeuta para que te acompañe en este proceso, sin duda podrá proporcionarte la ayuda que requieras en el grado que lo necesites.
5. Crea una red de amigos y familia
Crear una red de amigos y/o familia es una forma de estar acompañado cuando más lo necesitas, en algunas ocasiones nuestras personas cercanas no saben cómo nos sentimos, por eso es necesario crear una red de apoyo. Estas redes funcionan para sentirnos acompañados cuando más lo necesitamos, ya que ellos mismos empiezan a estar alertas sobre nuestros comportamientos y estados de ánimo y cuando ven algunos cambios atienden al llamado.
Por último recuerda que este proceso para cada persona es diferente, algunos pueden sobrellevarlo con sus propias herramientas y superarlo pronto, pero cuando esto no sucede siempre puede resultar útil la compañía de las personas por las que nos sentimos amados o la orientación de algún profesional.
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Escrito por: Miriam Alejandra Hernández, Psicóloga y psicoterapeuta.
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