En el perder también está ganar
Estimado lector. Esperando te encuentres bien, escribo para ti una vez más, después de un largo tiempo de ausencia, tiempo que me ha permitido reflexionar para compartir contigo este nuevo título cuya intención es hacerte sentir acompañado por sus palabras. Deseo que estés encontrando día a día fortaleza y te invites a desafiar la situación actual que todos estamos viviendo, desafiar en el sentido de que cada día logres ver eso bueno que viviste o hiciste y te aliente a seguir.
Se gana por un lado y se pierde por el otro, ante cualquier circunstancia, pero ¿Cómo pensar o hacerse a la idea de ganar algo al perder? No hay que hacerlo, no hay que hacerse a la idea obligatoriamente, pero tarde o temprano la ganancia aparece. Si nos cuestionamos: ¿Qué estoy ganando en mi ruptura amorosa? ¿Qué estoy ganando ahora que mi padre o madre han muerto? ¿Qué puedo ganar si he perdido a mi hijo? ¿Qué estoy ganando al perder mi libertad en estos días de pandemia? Es doloroso y difícil de ver pero nadie dijo que las cosas que siguen inmediatamente después de una pérdida deben ser a voluntad, o con motivación, ¿te han dicho que todo está en tu mente y deberías ya superar lo sucedido? Tampoco va por ese lado, el tiempo va a pasar y solo se va a iniciar un proceso de duelo, si se continúa lo más apegado a una rutina de auto cuidado, hacer con el tiempo que va pasando, es lo que importa, levantarse, bañarse, alimentarse, por más que cueste es algo que debe hacerse y no, no necesitas estar motivado en un inicio para hacerlo, simplemente hay que hacerlo.
Está bien, podemos estar ya hartos de las invitaciones a reflexionar y verse a uno mismo en estos días, porque al principio pensamos que iban a ser pocos y ahora han pasado meses… no importa que alguna actividad por más mínima que sea te traiga satisfacción y bienestar físico y emocional, hazla, ya verás las cosas que se van moviendo en ti y como comienzas a ver lo que te rodea de otra manera, así sea tomar una ducha o limpiar la habitación.
¿Qué puedo ganar?
¿Alguna vez te preguntaste a donde se va todo ese amor que sientes por la persona que se ha ido? Se transforma, ya sea que terminemos una relación o que sea por muerte, lo cual puede ser casi o más doloroso, (nadie debería comparar el dolor de cada persona con el propio) el amor se transforma en memorar al ser querido con una ceremonia ya sea grande o pequeña, un ritual cada aniversario, el amor podemos ponerlo en un aprendizaje nuevo, por ejemplo hacer un libro, pertenecer a un grupo de apoyo y dedicar mis plegarias a mi ser amado quien ha partido, poner ese amor en alguna actividad que nos enseñó esa persona e incluso hacerla llegar más lejos, el amor puede ir puesto en ayudar a otros que pasan por lo mismo, o puede ir poco a poco despegándose y desarticulándose de esa ex pareja y regresando a nosotros, en actividades que nos gusta hacer solos y habíamos olvidado, en cuidarse a uno mismo físicamente, re encontrarnos con amigos y comenzar a buscar un nuevo amor, quizá esta vez un amor maduro, buscando ahora a alguien que ofrezca y ofrecerle, y no solo estar por llenar necesidades o simplemente buscar y encontrar alguien totalmente diferente.
Aprender a renunciar
Renunciar a pasar todo el día en cama, renunciar a no bañarse o no comer, renunciar a dejar de ver las redes sociales de la ex pareja, saber qué cosas hace ahora, si se le ve más feliz o sale con alguien más, renunciar a llamarle y en otros casos renunciar a la fantasía. Las cosas que imaginamos y tenemos como fantasía, nunca van a hacer igual a la realidad, y esto aplica para lo que pensamos sobre ese proyecto que posponemos y que no podemos iniciar porque lo ibas a hacer con una persona que ha fallecido, o por ejemplo, pensar y fantasear que tu ex pareja debe estar muy contento o contenta sin ti, nunca tendremos esas certezas. Lo que si podemos hacer es tomar el control de lo que podemos hacer con nosotros, emprender, cuestionar ¿Por qué me resulta más fácil pensar en mi ex que en lo que puedo hacer con mi propia vida? por ejemplo, ser feliz yo mismo sin importar que opinen, si es demasiado pronto o no. Solo sabremos que sucede en la realidad de un día a día si comenzamos y seguimos a pesar de que no sea tal y como lo pensamos pues, conlleva un riesgo y es la vida misma.
Renunciar puede dejarnos un aprendizaje, renunciar puede traernos algo mejor, el comenzar otra cosa, el dejar espacio para algo más. No me refiero a sustituir a alguien, hablo del espacio para hacer con ese tiempo y ese vacío.
La psicoanalista Dolto decía que, al hacer la madre renunciar al niño al pecho debe ofrecerle en un proceso lo que va a ganar, va a ganar el conocer el nuevo alimento, el aprender a hablar, al hacerle renunciar en el tiempo adecuado a vestirlo ella, limpiarlo, darle de comer en la boca, va a ganar saber cuidarse, elegir su ropa, aprender a alimentarse entre otras cosas.
Lo mismo sucede cada vez que renunciamos a algo que ya no es tiempo, ya no es tiempo de pasarla diario en cama, ya no es tiempo de pasar tanto días sin comer o bañar, cuando ya no es tiempo de seguir de una forma masoquista viendo qué sucede con una ex pareja, cuando ya no es tiempo de quejarnos y culpar por la pérdida de la salud y tener una enfermedad, es tiempo de dejar espacio para re inventar, conocer y aprender algo diferente.
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Escrito por: Anabel Sauceda Balderas, Psicóloga y Psicoterapeuta
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