La cocina y la comida en el proceso de duelo
“Cuando una cocinera comparte una de sus recetas, está compartiendo algo muy profundo de sí.” Yuri de Gortari
Cuando esa persona a quien amamos ha muerto, su cuerpo deja de estar presente entre nosotros, pero nos deja su historia, sus recuerdos, costumbres, experiencias, palabras y todos aquellos momentos que compartió con nosotros, el amor.
En los primeros meses o año de la partida de la persona, para algunos quizá no sea posible ver esto, o se viva con dolor, enojo y un sentimiento de injusticia o habrá quienes por más doloroso que sea, ya estaban preparados para su partida y no tarden mucho en aceptar y reconocer, logran muy pronto valorar y agradecer por lo que ha dejado y continúan con la vida propia. Todo es válido, no hay correcto e incorrecto, ponemos especial atención cuando uno se percata de un duelo complicado y es muy importante pedir ayuda, pero no hay receta mágica ni un instructivo para aprender a vivir sin lo que hemos perdido.
Siempre con el mayor de los respetos ante la pérdida que cada que uno de ustedes sobrelleve, hoy quisiera compartir una reflexión y asociación de ideas sobre una actividad en particular: Cocinar.
En alguno de los artículos habíamos hablado sobre comenzar a hacer cosas que nos mantengan en autocuidado, dijimos que aún sin tener voluntad, debíamos comenzar a salir de la cama, tomar un baño, alimentarnos, volver a las actividades y que por mas difícil que parezca, poco a poco veríamos que algo se va a mover dentro de nosotros, volveremos a interesarnos por la vida.
La comida. ¿Te habías dado cuenta que nos acompaña a lo largo de toda la vida? De hecho algunas teorías psicoanalíticas encuentran bastante relación de la alimentación, la forma de hacerlo de cada madre con el desarrollo de cada individuo o las enfermedades psicosomáticas presentes en el estómago, cuando no “nos cae”, o la comida que nos parece placentera cuando estamos enamorados y compartimos o cocinamos por amor, cuando estamos con amigos, cuando nos reunimos en familia ¿recuerdas o viviste los momentos de comidas en familia donde no existían los celulares o tablets? Las pláticas, la delicia de la receta auténtica de la abuela, la reunión para hacer el platillo típico de cada ciudad, esa comida que tanto gustaba a nuestro ser querido que ha fallecido o el legado culinario que nos han dejado.
¿Cómo podemos relacionar la comida con un duelo?
Hay diferentes maneras de relacionar la comida con el proceso, por ejemplo, la importancia de alimentarse aún sin tener apetito a causa del dolor emocional; pero quiero referirme a la comida en dos maneras. El primero de ellos es: Cocinar.
Cocinar está presente en las actividades que las personas pueden hacer como terapia ocupacional, no solo cocinar para alimentarse, también hay mucho que se puede obtener de ello, cocinar para compartir, inscribirse algún curso, aprender por primera vez, entre otros muchos beneficios. Seguir una receta implica salir a conseguir los ingredientes, tener diálogo con las personas a quienes les compramos, ¿te gusta ir al mercado? Sé que hoy en día debe hacerse con las medidas de protección indicadas, pero ya implica salir de casa, ver el día, ver la diversidad y cantidad de colores y olores, concentrarte en lo que vas a conseguir, luego seguir instrucciones, prestar atención a los tiempos, las cantidades, e ir descubriendo que fuiste capaz de crear algo nuevo. Cocinar puede servir como un emprendimiento de negocio, la situación actual también ha traído consecuencias en la economía, vender postres, la comida es una buena idea. Compartir la comida con personas que están fuera de un hospital viviendo también una situación difícil, donar comida es también dar amor.
“Te recuerdo cuando cocino”
La segunda manera en la que relaciono el acto de cocinar con un proceso de duelo e incluso después de él, tiene que ver con recordar a nuestros seres queridos que han partido, hacer en su memoria, y reproducir su legado, quizá se nos ocurra poner un poco de nuestro toque personal también. Enseñar a las nuevas generaciones aquella receta, aquel platillo que tanto nos gustaba de la abuela, de mamá o papá.
Comparto con ustedes que recientemente vi una notica del fallecimiento de un cocinero mexicano llamado Yuri de Gortari, (no chef, porque Yuri prefería que le nombraran cocinero) y recordé algunas de sus recetas y videos que se encuentran en Youtube, hay un video que les recomiendo donde él y su colega y amigo acuden a una entrevista con la conductora Cristina Pacheco y entonces, platican acerca de esto, las tradiciones mexicanas en la cocina, la riqueza de compartir, recordar a los seres queridos que han fallecido, aquellos consejos o rituales, por ejemplo amarrar las orejas de las ollas de tamales, no cocinar tamales si estás enojado o enojada porque salen pintos y un sinfín de anécdotas que pueden dar pie a una gran plática familiar. Gracias a esa entrevista y diálogo tan ameno surgieron en gran parte las palabras que hoy comparto con ustedes, ¿tienen alguna receta especial, heredada por algún ser querido que ya no se encuentre con ustedes? ¿han reunido a la familia para intentar cocinar y recordar a alguien? Los olores los sabores, la actividad en sí seguramente los llenará de recuerdos y anécdotas.
Cocinar es una buena actividad para recordar, aprender, emprender y compartir; comer y cocinar trae bienestar y ambas pueden ser un alivio para el alma.
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Escrito por: Anabel Sauceda Balderas, Psicóloga y Psicoterapeuta
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