Aceptar que un día moriré
¿Qué preguntas e imágenes han venido a tu mente cuando piensas en el día en que morirás? Y ¿lo aceptas?
Puede ser que tengas ideas tales como, lo que te gustaría que recordaran de ti tus familiares y amigos, piensas en que personas estarían en tu funeral y de qué manera sucederá, o tal vez este tema sea algo que te angustia y lo evitas cada vez que viene a tu mente.
Pensar en el momento de la muerte puede llevar a las personas a una reflexión sobre lo que han hecho con su vida, considerar si están contentos con los logros y experiencias que han adquirido a lo largo de los años, no podemos dejar de lado a quienes piensan este día como la única salida a algún problema por el que estén pasando.
¿Es bueno o malo recordar que vamos a morir?
Realmente si se pasara mucho tiempo pensando sobre este tema se generaría mucha angustia, si esta idea fuera constante puede ser persecutoria, es verdad que puede funcionar como una manera de valorar la vida, de sentirse motivado a hacer las actividades del día con una actitud “positiva” pero no para todos es así, de hecho si constantemente se piensa en ello puede llegar a causar estrés o ansiedad.
Cerca de la muerte.
Sigmund Freud decía que se mantiene cerca de la muerte cuando se prueba en el dolor por el difunto. Si reflexionamos esto, nos damos cuenta que por ejemplo, uno casi siempre piensa en la muerte propia cuando acude a un funeral, cada vez que las personas se acercan a ver a la persona fallecida es una manera de aceptar la muerte de esa persona pero también de enfrentarse a la realidad propia y de todos, hay quienes incluso a manera de negación tienen una sensación de “eso nunca podrá sucederme a mí”.
Cuando alguien a quien amamos muere, una parte de nosotros también lo hace pues esa persona se lleva esperanzas, demandas, goces y nos negamos a sustituirla, todos estos pensamientos y proceso de duelo también nos hacen reflexionar sobre el día en que moriremos, pues se tiende a tener miedo a morir solo y a no dejar nada de esto, nada que haga a los otros recordar nuestra existencia.
Pareciera que se crea una fantasía de hacer muchas cosas sin pensar en la muerte, como si se fuera inmortal, esto es producto a veces del miedo a algo que se desconoce, el después de la muerte y todo lo que se ha escuchado.
Pensar en aceptar la muerte cuando se tiene una enfermedad crónica.
Este tema es muy diferente si se ve desde el punto de vista de una persona que padece una enfermedad crónica, hay una diferencia entre pensar en la muerte como un proceso que dura toda la vida a cuando es así pero con una enfermedad crónica degenerativa que interviene en el proceso común, pues en todo caso por un lado es morir y por otro morirse.
Desde algunas perspectivas psicológicas y psicoanalíticas, algunas personas con enfermedad crónica o quien ha recibido recientemente un diagnóstico en el que le indican poco tiempo de vida puede llegar a perder interés en ella y solo enfocarse en pensar en el día de su muerte con frecuencia.
Habrá quienes encuentren ayuda profesional para llevar estos días de la mejor manera posible, aceptando su diagnóstico y haciendo planes, quizá arreglando asuntos que no quieren dejar inconclusos, quizá despidiéndose de familiares amigos aun y que esto resulte doloroso, pero también está la otra parte, quienes al perder interés sientan que ya no hay nada que arriesgar, una idea de que ya nada podrá suceder y que todo ha terminado.
Caer en un duelo por un diagnóstico así, hace que la persona se abstenga de buscar más, de vivir nuevas experiencias y de querer seguir, para ello se recomienda siempre acudir con un experto, atención psicológica, para manejar este tipo de diagnósticos y hacer consciencia en la persona de que aún no ha muerto.
Finalmente aun y que cada quien piense que se está preparando para la muerte, y suponga un sinfín de cosas o ideas, sería completamente esperado y aceptable que en ese momento se encuentre temeroso ante ella.
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Escrito por: Anabel Sauceda Balderas, Psicóloga y Psicoterapeuta
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