¿Cómo aprovechar los últimos días de nuestros padres mayores?
Nuestros padres se van poniendo mayores. Que partan de nuestro lado, es una preocupación de todos los días. Ante la inminente muerte de un ser querido… ¿Qué hacer cuando ya no hay nada que hacer?
Uno de los momentos más dolorosos en nuestras vidas es sin duda, la muerte de un ser querido, ya sea por edad avanzada o por una enfermedad terminal en su fase final. Siempre es difícil tener que despedirnos de quien amamos. Sin embargo, también es nuestra última oportunidad para pasar tiempo de calidad con ellos.
Cuando vemos a nuestro ser querido en sus últimos días de vida o se recibe la noticia de una enfermedad en fase terminal. Entramos en estado de shock. Inconscientemente comenzamos el proceso del duelo. Siempre aferrándose a la fe, a los milagros, buscando posibles opciones de tratamiento. Todo lo que podamos encontrar solo para prolongar un poco más, la vida de quien amamos.
Aún hay mucho que hacer
Ante la frase, ya no hay nada que hacer, podemos preguntarnos.. realmente ¿no hay nada que hacer? Sí, quizá clínicamente ya no haya nada por hacer ante la inminente muerte. A pesar de esto, aún hay mucho que podemos hacer por nuestro ser querido para que sus últimos días sean más livianos, gratos y felices. Favoreciendo así una muerte digna. Por ejemplo, ayudando con tratamientos paliativos en caso de dolor. También es la oportunidad que se tiene para platicar, recordar anécdotas, limar asperezas, perdonar y ser perdonado, leerles un libro, pasear. Prepararles su comida favorita, reír, llorar, abrazar, agradecer, o simplemente estar.
Cumpliendo sus “últimos” deseos
Un tema un tanto difícil de tratar en dichos momentos es, qué es lo que desea para el momento de su partida. Generalmente estos son temas que no se tocan o solo se hace de manera superficial. A veces la muerte llega de sorpresa, uno termina improvisando y gastando más. Eligiendo cosas que en realidad no eran lo que hubiesen querido solo por no haberse previsto con anticipación. Es bueno escuchar y tener en cuenta los deseos y voluntad del que se va. ¿Qué desea que se haga con su cuerpo, entierro o cremación? ¿Qué lugar elige para su descanso eterno? ¿Con qué ropa le gustaría que se le vistiese? E incluso, ¿cómo le gustaría que vistieran sus seres queridos más cercanos? ¿música? ¿flores? Alguna petición especial. Claro, siempre y cuando sea realista, acorde a las posibilidades.
Quieren, necesitan y merecen ser tratados como las personas vivas que siguen siendo. Tenemos que dar respuesta a sus dudas y preguntas. Evitando ocultar información. Es importante escuchar sus opiniones, sus sugerencias y principalmente respetar sus decisiones.
Brinda tiempo de calidad
Pasar tiempo y platicar con nuestro ser querido ayuda. Tanto en su proceso de duelo como en el nuestro. Ya que se puede ir asimilando y estar más resignados para cuando llegue el momento del desenlace. En ocasiones ellos solo quieren ser escuchados, sus historias de antaño, sus temores, sus dolores, sus amores, sus preocupaciones o tal vez solo su aceptación ante el próximo acontecimiento. El acompañamiento en los últimos días es de mucha importancia. Podemos ser el apoyo para dar respuesta a sus necesidades. Quizá soliciten guía espiritual, el servicio de un tanatólogo que ayude a asimilar la noticia y/o acompañe en el proceso de duelo. O quizá un masaje relajante que alivie las molestias y el cansancio físico.
Aunque la muerte es un acto individual, es cierto que solos llegamos al mundo y solos debemos irnos. Es de suma importancia, no dejarlos en soledad cuando llegue el momento de partir. Nadie quiere, ni debe morir “solo”.
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Escrito por: María Luisa Santana, psicóloga clínica
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