Escribir los sentimientos después de una pérdida.
Bien sabido es que la escritura es una maravillosa forma de hacer catarsis (método por el cual se expresa una emoción), de hecho las artes en general lo son, ya que nos ayudan a liberarnos de los momentos de estrés, de ansiedad, echamos fuera los temores y las frustraciones.
En la escritura podemos volcar los sueños, las fantasías, la felicidad, la creatividad, por ende; resulta una gran terapia liberadora.
¿Cuál es el propósito de la escritura para expresar sentimientos?
Esta técnica, derivada de la psicoterapia narrativa, tiene como propósito la reconstrucción de la historia de vida, por medio de fotografías, música, películas y literatura que al ser verbalizadas y/o escritas permitan a la persona tener un proceso elaborativo liberador, que reordena recuerdos, mejora la memoria y libera los afectos reprimidos.
Podemos obtener cambios casi inmediatos, venciendo el nihilismo y cansancio psíquico y emocional crónicos provocados por la pérdida. De esta manera podríamos conseguir dar un sentido al «sinsentido» de la vida, apartándonos de ese punto de fuga terrorífico que es la muerte. El modelo narrativo, que es escribir nuestras experiencias dolorosas ante la pérdida, trata de iluminar la fantasmagórica realidad del doliente generando un nuevo amanecer de felicidad.
¿En qué te puede ayudar escribir tus sentimientos?
Adquirir este hábito, puede resultar muy beneficioso, en especial si se trata de plasmar el dolor y el sufrimiento por alguna pérdida, ya sea el empleo, la salud, un ser querido por separación o muerte, sea la casa o algún otro objeto de mucho valor para nosotros.
Las ideas y los pensamientos se agolpan en nuestra mente sin cesar, nos cuestionamos constantemente, nos culpamos, nos lamentamos, nos castigamos, nos torturamos, sin embargo; las palabras tienen magia y si son plasmadas en un papel se convierten en algo extraordinario, podemos crear personajes, inventar historias, redactar memorias.
Son precisamente estas palabras y, a través de esta técnica, que podemos expresar lo que sentimos, lo que pensamos, lo que soñamos, lo que sufrimos, externamos con mayor facilidad emociones y sentimientos que quizá de otra manera no nos atreveríamos a pronunciar. Escribir puede ayudarnos a dar sentido a lo que ha sucedido.
Comenzar a escribir después de alguna pérdida, favorece la visualización de nuestro dolor y sufrimiento desde otra perspectiva, nos libera de las cargas que llevamos por todo aquello que se dijo o que no se dijo, a modo de ejercicio liberador, pongámosle sonido a esos vacíos silenciosos que ahogan, que nublan los sentidos y no permiten razonamientos lógicos.
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Escrito por: María Luisa Santana, psicóloga clínica
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