El suicidio en adultos mayores
Hacía apenas unos días que había estado hablando con el abuelo, se veía “bien”, tranquilo e incluso risueño, ahora justo estoy alistándome para ir a su funeral…
¿Qué fue lo que pasó?
Hace dos años ya, que la abuela falleció, la familia entera decidimos hacernos cargo de él, la idea inicial era llevarlo a vivir a casa de alguno pero él no accedió. Nos pidió que lo dejáramos en su casa, con sus recuerdos, con los espacios que “su viejita” le había dejado, quisimos obligarle pero fue en vano, pues nos dijo que hiciéramos lo que hiciéramos él no se movería de su casa.
Como no había mucho por hacer al final del día lo dejamos ahí pero empezamos entonces a hacer “roles de visita” para que no estuviera tanto tiempo solo. Al principio lo aceptó pero al cabo de unos meses nos llamaba por teléfono y nos decía que no estaría en casa que tenía que salir y que lo mejor sería que pasáramos a verlo otro día. Como nos parecía que nos estaba mintiendo buscamos ayuda, primero con un Geriatra pues queríamos saber su estado de salud, después con un Gericultista, ya que sentíamos temor de que estuviera deprimido por la ausencia de la abuela. Aun así ambos profesionales nos dijeron que no había nada de qué preocuparse, esto nos hizo permanecer tranquilos, e incluso anulamos el “rol de visitas”.
Pues bien, le llamábamos por teléfono de manera regular y siempre se escuchaba “bien”, le contábamos de nuestra vida y él siempre nos escuchaba de manera atenta, no entiendo qué fue lo que pudo haber pasado.
Este es el relato de uno de mis pacientes que asiste a Terapia por el Proceso de Duelo por la muerte de su abuelo, hasta aquí no podemos darnos cuenta del porqué, esta pérdida lo tiene confundido, ahora te diré lo que el relato no incluye: “Su abuelo de 80 años se quitó la vida ahorcándose en el baño de su casa”
¿Qué puede orillar a un adulto mayor a quitarse la vida?
Este fenómeno no responde a una sola causa, es decir que es: multifactorial. Puede ser: soledad, miedo, angustia, vacío existencial, sensación de “no ser”, incluso una depresión que no haya sido detectada a tiempo y que al ir pasando el tiempo fue en aumento su intensidad.
A un Adulto Mayor no le es “fácil” asimilar la idea de la muerte del cónyuge, porque ha pasado toda una vida a su lado, tienen una historia vasta a sus espaldas.
Por cuestión de cultura, educación e incluso de tiempo, a ellos les cuesta más “abrirse” para hablar de sus emociones de sus penas. No les gusta que les vean sufrir o se les considere “vulnerables” por esto.
No es recomendable dejarles pasar mucho tiempo a solas, es buena idea buscar grupos de ayuda de personas de su edad, con quienes puedan experimentar cierta confianza y familiaridad. Es más factible que estando con su grupo de pares exprese sus emociones al respecto de su duelo, que hable de su tristeza de su vacío etc.
¿Qué podemos hacer para evitar que algo así suceda?
Permanecer cercanos y atentos, en este caso estamos hablando de un detonante que llevó al acto (pérdida de cónyuge). No obstante en esta etapa de la vida, el adulto mayor se siente aislado por los hechos y personas a su alrededor. Aunado a esto está la cuestión de su estado de salud, pues empiezan a presentar problemas de demencias asociados a la edad y estilo de vida.
No podemos hablar de que la sociedad está preparada para un envejecimiento sano y óptimo puesto que aún carecemos de lo elemental: empatía y conocimiento para brindarles la adecuada atención, comprensión y apoyo.
Si ya en sí el suicidio es un tipo de Duelo que cuesta nombrar, lo es más cuando se trata de nuestros abuelos, quienes deberían tener como única finalidad envejecer al lado de su familia, de sus nietos y no el sentirse “solo” por factores diversos.
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Escrito por: Andrea Ramírez, Psicóloga
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