Prepararnos para partir

Prepararnos para partir

Solo hay una cosa segura en la vida… La muerte. Y, sin embargo, morir es algo para lo que la mayoría de las personas no estamos preparados. Y aunque nadie sabe el día en que este suceso inevitable llegará, hay personas que por una enfermedad o su estado de salud, son conscientes de que les queda poco tiempo de vida.

 

¿Cómo comenzar a prepararnos para este momento?

 

Es una pregunta compleja y profunda. Por un lado, existe el temor a morir, por lo desconocido, por nuestras creencias, por la incertidumbre que significa ese destino al que todos, tarde o temprano estaremos enfrentando. A lo mejor nunca te lo habías planteado, pero existen formas para prepararse para morir en muchos sentidos.

 

Por un lado, están los aspectos cotidianos relacionados a morir. Es decir, estar al día con temas personales, afectivos y materiales. Por ejemplo, contar con un testamento, donde estén plasmadas nuestras últimas voluntades. Cuando se tiene consciencia de que queda poco tiempo de vida, todas las conversaciones cuentan, todas las palabras. Quizás esa conversación con aquella persona sea la última. Es importante no guardar sentimientos, palabras o emociones. Hay personas que han guardado secretos de aspectos dolorosos que los han atormentado por años. En los últimos momentos, las personas sienten una necesidad de compartir esas situaciones, lo que les ayuda a aligerar una carga que probablemente han llevado con ellos por años.

 

Por otro lado, otro aspecto importante para una persona que se sabe cercana a la muerte, es la cosmovisión que tienen respecto a la muerte. Es decir, para ellos después de la muerte ¿Qué sigue? En ese aspecto, las creencias personales pueden facilitar o dificultar el trance de aquel que está próximo a morir, dependiendo de lo que ellos crean que sigue después de morir.

 

¿Por qué no elegir como pasar nuestros últimos días?

 

Un paso importante a seguir en este proceso es decidir cómo se quiere morir. En dónde, rodeado de quién, y no es que uno pueda elegir exactamente, pero tomar estas decisiones y comunicarlas, te permite acercarte a estos deseos. Por ejemplo. Probablemente alguien no quiera morir en un hospital, sino en su casa. O es probable que un familiar amado que vive en un lugar lejano pueda programar acompañar a ese ser querido sus últimos días.

 

Morir es un destino que todos compartimos. Y en ese sentido, todos debemos prepararnos para morir algún día.



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