La llegada de la adolescencia y el duelo que genera
“La adolescencia es la conjugación de la infancia y la edad adulta.”
–Louise J. Kaplan
La vida implica transitar por una serie de duelos, parte de los cuales irán ligados a las etapas de desarrollo en las que nos encontremos. Alcanzar la adolescencia involucra vivir una crisis madurativa, durante la cual se irá consolidando en gran medida nuestra personalidad.
Es un proceso en el que se cambia de un punto de seguridad, dependencia y protección a uno con mayor autonomía, responsabilidad y afrontamiento a las circunstancias de la vida, acompañado de emociones intensas, así como cambios biológicos.
¿Cómo se caracteriza este duelo?
El proceso de duelo en esta etapa va a estar caracterizado por la constante disyuntiva y contradicción entre crecer y crear la propia identidad y a su vez resistirse a la separación emocional con la familia. El dejar atrás el rol de niño va a representar también un cambio en el trato que recibíamos de nuestros padres; va a venir de la mano con beneficios de independencia, pero a la vez con responsabilidades que en otro momento no figuraban en su entorno y que podrán ser abrumadoras.
Entre esta ambivalencia de no querer dejar de ser niño y comenzar a separarse de los padres al estar en la búsqueda de otras referencias que afiancen su identidad, se comienza a adquirir un pensamiento crítico y una actitud de oposición hacia los padres y las figuras de autoridad mediante conductas de apatía, inconformidad, cuestionamientos, siendo al final un resultado esperado para que tome lugar la formación del individuo. Aunado a ello, toma lugar de manera más presente el desarrollo de su sexualidad, se atraviesa el duelo del cuerpo conocido en el cual comienzan a manifestarse cambios en su imagen corporal que en ocasiones genera sentimientos de vergüenza, curiosidad y desconcierto. Por otra parte, quienes llevan un duelo paralelo son los padres de familia ya que se enfrentan a la pérdida de su niño para ahora encontrarse con un adolescente que aparentemente cada vez los necesita menos.
Ciertamente siempre se ha hablado de la adolescencia como una etapa con más tintes negativos que positivos por el duelo y el dolor que conlleva el crecer; no obstante dar un enfoque positivo es fundamental ya que ahí comienza a afianzarse la personalidad, las metas y el propósito de vida, por lo cual se debe fortalecer el apoyo parental, la comunicación, la supervisión y la promoción de la autonomía. Serán indispensables las diferentes redes de desarrollo como el ámbito escolar, actividades extracurriculares y la participación en programas comunitarios ya que todo ello aumentará sus recursos personales, su autoestima, la responsabilidad social, su toma de decisiones y favorecerá al desarrollo de las competencias y habilidades que les va a permitir alcanzar el éxito en la vida social, académica y profesional.
¿Qué se aconseja durante esta etapa?
Un acompañamiento informado siempre va a ser crucial para conseguir comprender y atravesar esta etapa de la manera más saludable posible, tanto para el adolescente que se encuentra viviendo en carne propia la etapa, como para los responsables de su orientación y cuidado. Será importante trabajar para ser referentes positivos en sus vidas, formar alianzas y acuerdos, involucrarse con sus intereses, ser empáticos, así como establecer normas claras y un entorno de confianza.
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Escrito por: Diana Gabriela Ruiz Topete, Psicóloga.
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