El duelo real

El duelo real

La muerte de un ser querido nos trae dolor, eso es inevitable y garantizado. El sufrimiento que sigue al dolor, eso sí es opcional.  ¿Qué has hecho tu con ese dolor?

Hay quienes se aíslan, no hablan, dejan de comer, hay quienes son más racionales y se encargan del funeral. Toda la preparación administrativa que conlleva una muerte, hay quien se rehúsa a aceptar la perdida y hay quien lo consume el dolor. Estas son apenas algunas opciones de las miles de respuestas que los humanos podemos tener hacia la pérdida de un ser querido y el dolor que conlleva. En ocasiones ese dolor natural podrá desvanecerse, dando pie a la aceptación y adaptación a un nuevo estilo de vida.

En otras ocasiones, podemos quedarnos ciclados en el sufrimiento y negación. A eso lo conocemos como duelo complicado; una forma de duelo que no nos permite llegar a la aceptación, nos atora en el pasado.

 

Duelo: todos lo vivimos de manera distinta

Tan diversos somos los humanos, que cuando hablamos de etapa de duelo, todos las vivimos diferente, ni siquiera las vivimos como un proceso secuencial. Las vivimos en desorden, nos saltamos unas, y regresamos a otras. Lo importante es que podamos llegar a la etapa final. Que es la aceptación, y que lo hagamos en un tiempo lógico con respecto a la pérdida.

 

La forma en que cada quien vive el duelo, es natural. Pero puede llegar a ser problemática y convertirse en un duelo complicado, y eso si queremos evitarlo. Los factores de riesgo para un duelo complicado son el no tener un concepto formado de la muerte. El evitar temas en relación al difunto, la disponibilidad emocional del resto de la familiar para hablar del dolor y la pérdida. En general intentar evitar hablar o sentir lo que se tenga que sentir los días, semanas o meses posteriores a la muerte de un ser querido puede ser determinantes para un duelo sano.

 

Enfrentamiento con el dolor

Quisiera poder decirles que este articulo nos ayudará a eliminar el dolor de una pérdida, pero no puedo, nadie puede. El dolor es una función adaptativa del ser humano ante una pérdida. El dolor, nos ayuda a enfrentarnos a un evento no deseado, nos ayuda a hacer modificaciones en nuestra nueva vida. Sé que esas modificaciones a un estilo de vida nuevo pueden ser abrumantes. No deseadas incluso repugnadas, pero se tienen que hacer, porque nos guste o no, nuestra vida cambia en el momento en que fallece un ser querido.

 

¿Quieres vivir una vida satisfactoria, posterior a esta pérdida?

Si tu respuesta fue si, entonces te pido que aceptes el dolor que estas sintiendo. Con todo lo incomodo que es, voltea a ver tu vida, pon atención en los espacios físicos que ahora se sienten vacíos, pon atención en los momentos emocionales en los que te hará falta tu ser querido, nótalo, para que sepas en que forma tendrás que modificar tu vida, y date permiso de llorar, de doler, de enojarte, porque esto que estás pasando, lo amerita.

 

Llora lo que tengas que llorar, ten miedo, pide ayuda, salte a correr, crea una fundación en su honor, vive tu pérdida. Los días posteriores a la muerte pueden ser tu momento egoísta, piensa solo en ti, en lo horrible que puede ser esta desgracia, y cuando te hayas cansado de sufrir, entonces voltea a ver tu alrededor. Nota lo que  si hay en tu vida, hay un espacio vacío en la mesa, pero también hay sillas llenas de otros seres queridos, la cama se siente amplia, es difícil cocinar para menos personas, te sientes cansado o desganado. Todo lo bueno y todo lo malo.

 

Esta vida no es estática, ésta siempre cambiando, y para que pueda haber momentos buenos tiene que haber momentos malos. También puedo decirte con bastante certeza que en todos los momentos malos hay algo de bueno. Sufriste una perdida inigualable, pero toda tu familia se juntó, cenaron juntos, te visitaron amigos que hace mucho no veías, trata de dividir tu atención a esas cosas también. Enfréntate al dolor de la perdida, y también enfréntate a la realidad que la pérdida trae consigo.

 

Aceptación de una vida diferente

Gracias por tu valentía al notar lo descrito en el subtítulo anterior, sé que no es algo fácil. Te voy a hacer otra pregunta, cuándo piensas en una vida satisfactoria, ¿qué observas?. Por favor no trates de cambiar el pasado, piensa de hoy en adelante como se ve una vida plena para ti. Mejor nota ahora, todo aquello que te aleja de alcanzar esa vida que tanto deseas.

 

Parece difícil, tras una perdida, planear un futuro placentero, no tienes que hacerlo. Lo que, si tienes que hacer es asegurarte de no permanecer en el sufrimiento, en la soledad o el enojo. De hoy en adelante será importante que hagas el enorme esfuerzo de vivir tu nueva vida. De sentir la cama más grande o la mesa vacía.

 

Si te atreves, intenta disfrutar lo que comes, descansar de verdad. Vivir la vida que tienes en este momento. Porque por más que yo, o cualquier terapeuta de duelo quisiéramos, no podemos regresar el pasado y traer de vuelta a tu ser querido. No podemos quitarte el dolor y el vació que seguramente estas experimentando. Pero si podemos ayudarte a encontrar paz, a encontrar tranquilidad en esta, tu realidad.

 

El sufrimiento acabará algún día

Te  agradezco tu tiempo de lectura, y felicito tu valentía y fuerza. Quisiera de todo corazón quitarte el malestar. Sin embargo, lo mejor que puedo hacer por ti es acompañarte en este proceso de adaptación. Y prometerte, que si bien ese vacío y recuerdos permanecerán.

Tu sufrimiento va a cesar, siempre y cuando te permitas experimentar el enojo, frustración y desesperación que conllevan las etapas del duelo. Y que te permitas vivir estas etapas en la forma que vayan apareciendo. No existe una secuencia lógica. Los seres humanos no funcionamos así, date oportunidad de regresar a las distintas etapas del duelo que ya conoces, y después date la oportunidad de vivir, porque esta es tu vida y  yo confío en que puedes volver a disfrutar tu vida, sin olvidar a tu difunto.

 

 

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Escrito por: Daniela Ortíz, Psicóloga

 

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