La aceptación
Después de haber pasado por cuatro etapas tan complejas e inestables, llega la última etapa: la aceptación.
Ha sido un camino largo y sombrío, sin embargo, la esperanza y apego a la realidad se asoma. La pérdida siempre estará presente, debido a que la persona que se ha ido deja un vacío que no puede ser llenado con nada más. Aun así, caemos en cuenta que el ángel que ahora cuida de nosotros, no desea vernos viviendo en constante dolor. Así que llega el momento en que el doliente decide retomar las riendas de su vida, aceptando que ese ser querido no estará más en su forma física, sin embargo, si en sus pensamientos.
Siempre será normal y válido recordar constantemente a ese ser especial, desear que estuviera en esos eventos y fechas especiales, extrañarlo en nuestros momentos a solas… sin embargo, se asimila y acepta por completo que solo se ha adelantado en el camino que todos tenemos garantizado.
No hay duda que, para haber llegado a la etapa de aceptación, se tuvo que haber atravesado por las cuatro más que le anteceden a ésta. Fue un proceso caótico y desgastante tanto para el doliente, como para las personas de su alrededor: llevando los sentimientos y emociones al límite. A pesar de ello, ahora se puede vivir en paz, sabiendo que en algún momento nos habremos de encontrar nuevamente.