Los niños ante la muerte

Los niños ante la muerte

Hablar de la muerte resulta en general difícil, y lo es más cuando se trata de explicarla a los pequeños del hogar, nuestros queridos niños. A la muerte la tenemos sobrevalorada o infravalorada, casi nunca en su justa apreciación, aquella del proceso inevitable al que llega todo ser vivo; tendemos a ridiculizarla, esconderla, intentamos domesticarla y por lo regular nos resulta trágica. Lo cierto es que nos genera en todos los casos: incertidumbre.

¿Qué es la tanatología?

 

En este contexto de situaciones es donde se hace necesaria y en ocasiones imprescindible, la tanatología, disciplina derivada de la psicología, la medicina, las tradiciones rituales de la humanidad y sobre todo el deseo de las personas de acercarse a la muerte de forma abierta y sincera. La tanatología se define como “la ciencia encargada de encontrar sentido al proceso de la muerte” El concepto de logos se toma para tal efecto en su acepción de “sentido”. Ya con anterioridad autores como Viktor Frankl, hacen de la búsqueda del sentido el leit motiv de su teoría, entonces a la tanatología educativa le anteceden los estudios de especialistas en psicología como una ciencia o disciplina del sentido.

 

Si abordamos entonces el asunto de la muerte con los niños, habra que tomar en cuenta su nivel de desarrollo psico-emocional, y apuntar que entre los dos y los seis años de edad, los infantes empiezan a desarrollar el sentimiento de independencia versus dependencia, y empiezan además a adaptarse a las demandas de socialización con sus familias inicialmente y luego con la escuela y la comunidad; desarrollan conceptos sobre su corporalidad y el sentido del dolor físico y emocional;  se da así mismo el aprendizaje de valores y la incorporación de elementos conceptuales como el bien y el mal, además de una percepción clara de la realidad. También la instauración de habilidades intrapersonales e interpersonales que nos servirán como elemento angular para acercarles el concepto de la muerte, sobre todo, de un ser querido.

 

Claramente hablamos de menores de seis años en los que la muerte es un asunto mágico, se desaparece para volver a aparecer, creen los pequeños, es decir no conciben la muerte como una realidad definitiva. Se espera el retorno de la persona mientras el infante atraviesa por angustia asociada a la preocupación de que no se esté con ella en un momento determinado. La pregunta es entonces, qué hacemos para que los pequeños tengan una clara idea de la muerte,  la respuesta no es univoca pero si hay varias opciones de actuación frente a este fenómeno.

 

¿Qué debemos hacer nosotros para ayudar a nuestros niños?

Primero hay que aprender a manejar la propia angustia de comunicar al menor alguna información o experiencia sobre la muerte, saber que los pequeños pasarán sin duda un periodo de tristeza intensa generalmente breve siempre y cuando este se sepa y se sienta acompañado y con la certeza de que no se quedará solo; darle espacio para que se adapte a la pérdida y generarle atmósferas donde pueda expresar su miedo, enojo o frustración sin ser juzgado o minusvalorado en sus emociones.

 

¿Los rituales de despedida pueden ayudar en el proceso de duelo a nuestros niños?

 

Hay que mencionar que a los niños les van muy bien los rituales de despedida, sobre todo cuanto éstos están lejos en la distancia o no tuvieron la oportunidad de convivir de cerca en los momentos finales de las personas queridas, las despedidas  simbólicas son eficientes para elaborar el duelo, preferentemente cuando usamos la imaginación de los niños para realizar un andamiaje hacia la realidad de la muerte, fechas próximas en el calendario como Halloween o el día de muertos pueden ser útiles para tales efectos. Podemos entonces  explicarles a los niños el origen de la fiesta: Tanto de Halloween como del día de difuntos, que se creó para recordar a los seres queridos que ya no están.  Podemos sin temor a equivocarnos usar disfraces: Podemos aprovechar la temática de los disfraces para explicar a los pequeños los distintos sentidos que tiene la muerte y hacer hincapié en que esta es universal, que todos tenemos una idea sobre la muerte en la cabeza y que todo el mundo la conoce.

Podemos así mismo visitar en compañía de los pequeños cementerios y explicarles por ejemplo los significados de las distintas lápidas con sus inscripciones, dedicatorias y símbolos, es importante confiar en la sabiduría interna de los niños.

Un ritual de despedida sencillo que se sugiere, es el siguiente: que el niño o la niña dibujen algo de su gusto, consigan unas flores o lleven un juguete de su colección para dejar como recuerdo cariñoso en su visita al panteón, aprovechando los adultos de explicar con mayor profundidad lo que pudo haberse obviado o explicado con superficialidad, los pequeños pueden después de lo anterior sembrar un árbol y ponerle el nombre de la persona fallecida como un juego simbólico de que la vida permanece y florece si aprendemos a cuidarla, y que las memorias que conservemos de nuestros seres queridos no deben ser dolorosas sino de integración resiliente y llena de gratitud por el tiempo compartido.

 

 

 

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Escrito por: Reymundo López , Tanatología educativa

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