¿Cómo enfocarme en lo positivo?

¿Cómo enfocarme en lo positivo?

La actitud positiva quizás no resuelva todos los problemas, pero hace que resolver cualquier problema sea una experiencia mucho más agradable”. –Grant Farley

 

Las adversidades llegan en la mayoría de las ocasiones sin previo aviso, lo cual trae consigo inestabilidad e incertidumbre. Si bien es cierto que cada persona es única, como seres humanos es esperado que al atravesar por circunstancias difíciles sintamos fuertes emociones que fluctúan desde la frustración, miedo, enojo, tristeza entre otras.

 

¿Qué hacer ante esto?

 

Lo que determina en gran medida una situación es el enfoque que le damos a los eventos de nuestro entorno ya que este a su vez impactará directamente en nuestra manera de responder a las mismas;  aunque no siempre es fácil de identificar, si nos enfocamos en las personas de apoyo a nuestro alrededor, momentos y circunstancias positivas, podremos alcanzar cambios significativos en nuestro sentir y actuar, que ¡ojo! aunque no se logra de la noche a la mañana, se obtiene un avance importante si decidimos hacerlo un hábito.

 

Cambio de perspectiva

 

“Tenemos la capacidad para decidir qué situaciones de nuestro entorno nos afectan”

 

Si estamos acostumbrados a ver siempre el vaso medio vacío, hagamos el compromiso de verlo desde una perspectiva distinta; tenemos la capacidad para decidir qué situaciones de nuestro entorno nos afectan, el impacto que tienen en nosotros y de qué manera las enfrentamos, la mente es sumamente poderosa y los pensamientos que nos han regido a lo largo de nuestra vida nos han dado pauta para responder al exterior, si nuestro discurso interno es negativo, la visión y por ello la actitud que tendremos para superar las adversidades no será muy esperanzadora y permaneceremos sumergidos en emociones negativas que no nos permitirán avanzar; en cambio si decidimos colocarnos unos lentes que nos faciliten valorar la realidad desde una perspectiva positiva, las posibilidades para sobrellevar las circunstancias que nos aquejan serán más favorables, todo radica en que nosotros tomemos el control de lo que nos abruma y no sea del lado contrario.

 

Gran parte de lo que puede mantenernos decaídos, en amargura y nublar nuestra visión de la realidad es estacionarnos en el pasado, añorando lo que solía ser o lo que nos hubiese gustado que fuera diferente, esto no es una estrategia adecuada si tenemos la intención de salir adelante; de igual manera vivir ansiosos y con temor de lo que tenemos por hacer, pueda pasar o venir, solo nos llenará de incertidumbre y angustia al no lograr controlar nuestro porvenir.

 

“Todo radica en que nosotros tomemos el control de lo que nos abruma y no sea del lado contrario

 

Tomemos un paso a la vez, mantengámonos en el presente y enfoquémonos en las cosas positivas que nos rodean, trabajemos con nuestro mayor desafío, nuestros pensamientos, estos nos pueden impulsar a donde queramos o hundirnos en el abismo más profundo, ¿por qué no utilizar nuestra mente como aliada? de esta manera lograremos llegar a un estado de mayor bienestar y productividad.

 

Pongámonos objetivos reales que podamos alcanzar día a día de tal manera que pasemos de los pensamientos a las acciones, construye tu red de apoyo con las personas, actividades y cosas que amas, atrévete a hacer alguna actividad que te gusta pero que quizá dejaste abandonada o no habías reunido el coraje para hacer, busca amistades sanas que admires y te motiven, cuida tu cuerpo y nútrelo, encontrarás que cuidar de ti trae beneficios físicos y emocionales; conoce lugares nuevos que te saquen de tu cotidianidad y abran tu mente, ayuda a alguien, además de ser gratificante, al hacerlo nos permitirá aprender de otros, apreciar lo que tenemos y ser más objetivos para valorar nuestros propios problemas.

 

Pide apoyo, cuando nos sintamos cortos de herramientas para afrontar las dificultades cotidianas es válido buscar un acompañamiento profesional que redoble esfuerzos para continuar el camino hacia un estado de mayor plenitud y contentamiento.

 

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Escrito por: Diana Gabriela Ruiz Topete, Psicóloga.

 

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