Una pérdida inesperada
Clémence tiene treinta y ocho años. Sufre por ser estéril pero persevera en sus intentos de ser madre. Hace tres años que la atiendo en mi consultorio. Aún tengo vivo el recuerdo del día en que, al enterarse de que estaba embarazada, exclamó: << ¡Lo logramos!>>. En ese momento sentí que compartía la felicidad de un grupo de allegados que se habían movilizado, junto a Clémence, para conseguir ese embarazo. Pienso en su marido, siempre presente, y en su ginecólogo, un excelente especialista en el tratamiento de la esterilidad.
Durante los meses siguientes dedicamos principalmente las sesiones a experimentar y expresar este período intenso en el que la mujer descubre que se va transformando en madre. Llegó el momento del parto y Clémence dio a Luz un magnífico bebé. Ese mismo día me taconeó para anunciarme el nacimiento de un varón llamado Laurent. También yo me sentí feliz y la felicite calurosamente. Tres días después me sorprendió otra llamada telefónica suya pero con un contenido completamente diferente. Con voz sorda y ahogada, casi inaudible, me anunció: <<Perdí a mi bebé. Murió esta mañana en la clínica>>. Al oír aquellas terribles palabras quedé aturdido y sólo atiné a decir: <<¡No puede ser. ¡Es absurdo!>>.
Juan David Nasio.
¡No puede ser!
Es una de esas frases tan cortas, que encierra tantas emociones, tantas, que apenas alcanzó para ponerlas en esas tres palabras, en algunos otros casos no es posible ni expresar eso cuando una situación como la del caso clínico anterior acontece, no existen palabras, las personas no alcanzan a describir las sensaciones del cuerpo, el dolor y los pensamientos. Es mas frecuente que aparezcan reacciones de personas que se desmayan, llanto o su ausencia, ansiedad, entre otras que pudieran entrar en categoría de crisis.
Algunas pérdidas inesperadas
Desafortunadamente hoy en día existen cada vez más casos de personas desaparecidas por factores de inseguridad en las ciudades, secuestros y violencia.
Los casos de suicidio, en donde no solo está presente el impacto de la noticia, también un sinfín de dudas.
Existen pérdidas inesperadas como las que ocurren ante catástrofes, eventos de la naturaleza de los cuales no se tiene control y accidentes en áreas laborales.
Otro tipo son las rupturas amorosas, por ejemplo cuando una persona recibe la noticia por parte del otra sobre que la relación debe terminar.
¿Ahora qué hago?
No hay una preparación como para otros aspectos de la vida, incluso relacionados con pérdidas, por ejemplo cuando somos parte de la vida de una persona que ha sido diagnosticada con alguna enfermedad degenerativa.
En estos casos sin exagerar, la persona puede llegar a sentir tanto dolor que piensan que están a un paso de la locura, pues aun y que se tenga conocimiento sobre el dolor, o temas similares, hay personas que no pueden protegerse del violento impacto que experimentan al recibir una noticia dolorosa.
No es que exista un instructivo que indique que hacer cuando algo así ocurre, más bien una explicación de lo que pueda estar pasando alguien después de ese momento inesperado.
El proceso de duelo.
Dependiendo del tipo de pérdida las personas inician o no un proceso de duelo, podemos hablar de la negación como primera respuesta, no poder creer lo que esta pasando, no aceptar la noticia y en específico una sensación de desorden. Estas respuestas son esperadas ante estos casos.
Es esperado también que existan dudas, que por más que se dé una explicación a la persona de momento siga cuestionándose, que nada parezca claro y no solo una vez, existe una repetición de esta etapa que puede estar ligada a enojos y frustración hasta llegar a lo que podríamos llamar asimilación y negociación.
Es importante que se aclaren mayormente las dudas que se tengan, y de ser posible que familiares y amigos ayuden a la persona afectada a través de la escucha, y si está en sus manos mitigar los sentimientos de culpa que puedan existir.
Una vez que la persona ha llegado a la etapa de aceptación permitirle expresar o llevar a cabo el consuelo que eligió, permitir la manera que le funciona para aceptar la pérdida, siempre y cuando familiares y amigos observen que no es una conducta que pueda llevarle a hacerse daño, por ejemplo, alguna vez en una conferencia una persona platicaba sobre la pérdida inesperada de una de sus hijas, y comentaba su experiencia con el dolor, la manera en que ella logro encontrar consuelo fué un día que visitó en el cementerio a su hija, al hablar, una mariposa posó sobre su hombro y ella lo relación con el alma de su hija, en ese momento mitigo el dolor, empezó a relacionar las mariposas con su hija y de esa manera la recordaba y se alegraba cada vez que veía una.
El ritual, el proceso, las creencias individuales son funcionales para poder asimilar y aceptar una pérdida, ayudar a otras personas que se encuentran la misma situación también lo es.
Recomendaciones.
Pedir ayuda a familia, amigos y profesionales de ser necesario, es importante detectar que conductas y reacciones son esperadas, como las que he mencionado.
Si es el caso de un ser querido, familiar o amigo que conocemos está pasando por esta situación, presta atención, escucha, comprender que la persona puede encontrarse hasta incapacitada para afrontar un día normal.
No tratar de influir para mitigar el dolor de la persona afectada con ejemplos propios, cada quien tiene su proceso, solo ayuda en la medida de lo posible.
No unirse a sentimientos de culpa o frustración sobre no saber qué hacer, mejor apoyar y buscar información.
——-
Escrito por: Anabel Sauceda Balderas, Psicóloga y Psicoterapeuta
(Visita su perfil dando click al nombre o aquí)