¿Cómo sanar el dolor por la muerte de tu pareja?

¿Cómo sanar el dolor por la muerte de tu pareja?

No hace falta explicar que cuando perdemos a nuestra pareja sentimos un inmenso dolor y sufrimiento. Como parte de ello, en este artículo voy a explicar qué son lo que llamo “heridas limpias”, que son producidas exclusivamente por la pérdida del ser querido (muerte de la pareja en nuestro caso). También explicaré cómo sanar el profundo dolor y sufrimiento que generan, para poder avanzar en nuestro proceso de duelo de una manera sana sin, por ello, tener que olvidar a nuestra pareja.

 

En otros artículos trato, e iré tratando, los otros tipos de heridas que también generan dolor. Porque en el duelo hay más cuestiones que generan dolor, además de la pérdida. Como son los conflictos o temas no resueltos que han quedado abiertos con la pareja (que generan mucha culpa o ira y enfado tapados, de los que se habla muy poco y que tienen un impacto enorme en nosotras y en nuestro duelo), el enfado con Dios o con la vida, falta de apoyo, soledad, inseguridad ante la nueva vida…

 

Conviene sanar todos los dolores y heridas si queremos vivir un duelo como hay que vivirlo para poder pasar por las cinco famosas fases del duelo de Elisabeth Kübler Ross, sin quedarnos bloqueadas en alguna de ellas, y salir reforzadas de él, siempre con nuestra pareja en el corazón.

 

A continuación, indico los puntos fundamentales para poder sanar el dolor por la pérdida de la pareja, para curar las “heridas limpias”, que es la base para vivir el duelo adecuadamente:

  1. Qué son las “heridas limpias” y por qué son necesarias en la pérdida de nuestra pareja
  2. Cómo sanar el dolor y transformarlo en paz y claridad

 

 

1.- QUÉ SON LAS “HERIDAS LIMPIAS” Y POR QUÉ SON NECESARIAS EN LA PÉRDIDA DE NUESTRA PAREJA

Las heridas limpias son las que se nos abren en el corazón y en las entrañas al perder a nuestra pareja, produciendo un profundo dolor. Dolor porque ya no está, porque ya no podemos tocarle, abrazarle, verle, hablar con él, sentirle… porque ha dejado de existir (al menos, aquí). Porque ya no está a nuestro lado y sentimos que nos falta tanto. No nos reconocemos en esta situación y no reconocemos lo que está pasando. No reconocemos la vida. Es tan diferente de la que teníamos antes de que nuestra pareja falleciera… Todo es diferente y raro porque falta la otra mitad. Todo es diferente y raro porque estoy sola ante todo. Todo es diferente y raro porque la persona a la que quería, mi compañero de vida, con nuestras cosas, sí, con nuestras diferencias, también, pero mi compañero de vida, ya no está.

 

Esto genera un dolor tremendo que es natural tener, porque hemos perdido a la persona que queríamos (y seguimos queriendo). Por eso les llamo heridas limpias, porque son heridas que tienen que aparecer cuando esto sucede. Es normal, es lo natural y es necesario que aparezcan, porque queremos a esa persona y la hemos perdido. Y ese dolor nos está mostrando esa pérdida. Por lo tanto, es un dolor que tenemos que vivir y transformar (en el siguiente punto veremos cómo).

 

En un proceso de duelo vivido así, el dolor se transforma en calma y en paz interior, a su ritmo. Y al final, en aceptación, con la consiguiente sabiduría y fortaleza que nos da un proceso “bien” vivido.

 

Lo que no sería normal ni natural es que ese dolor no apareciera. Lo que no sería normal es no sentirlo. Esto significaría que estamos desconectadas de nuestras emociones, que son una de las características más humanas que tenemos. Y que son el lenguaje del alma en el cuerpo.

 

 

2.- CÓMO SANAR EL DOLOR Y TRANSFORMARLO EN PAZ Y CLARIDAD

Con el proceso que voy a explicar a continuación, el dolor puede ser sanado sin que por ello olvidemos a nuestra pareja. Al contrario. El amor hacia nuestra pareja trasciende, se convierte en más elevado, y nos da fuerza y sabiduría para continuar con la vida sin nuestra pareja físicamente, pero con ella en el corazón como guía, como faro. Incorporando a la nueva vida, con una nueva pareja o sin ella, todo lo aprendido en este proceso.

 

La manera de hacerlo es simple, aunque no sencilla. Se trata de aprender cómo vivir las emociones derivadas de la pérdida de la pareja. Es simple porque el proceso consta de pocos pasos y claros. No es sencillo porque la inercia de toda la vida nos desvía de esos pasos continuamente. Para evitar esa inercia, la herramienta adecuada es la atención: estar atentos y darnos cuenta de cuándo nos hemos desviado, para volver al camino.

 

Los pasos/puntos son:

  1. Parar: Esto puede parecer tonto, pero parar tiene mucho significado detrás. Significa parar “de verdad”. Parar físicamente y parar conscientemente para poder sentir lo que sentimos. Cuando verdaderamente lo hacemos, nos damos cuenta de lo poco que lo practicamos en la vida cotidiana, de lo poco que somos conscientes de lo que sentimos, y de las historias que nos contamos que no tienen nada que ver con lo que realmente sentimos. Todo esto es porque vamos “en automático”.
  2. Sentir: Sentir lo que siento, sea lo que sea. Venga lo que venga. Sin bloquearlo. Abierta a vivir el dolor, a que me duela, a que me rompa por dentro, a que no me rompa, a llorar lo que tenga que llorar, a que salga de mí lo que tenga que salir. Sin juzgarme por nada. Dándome permiso para todo lo que surja y para todo lo que no surja.

No hay una forma correcta de sentir. Hay simplemente la opción de sentir lo que siento, o no permitirme sentirlo. Y tenemos que experimentar la primera.

  1. Atravesar la ola: Cuando nos paramos a sentir así, normalmente atravesamos una ola enorme en cuyo pico el dolor es inmenso. Por eso, normalmente, bloqueamos inconscientemente el proceso antes. Pero tenemos que exponernos a ese dolor cueste lo que cueste, para poder pasar ese pico de la ola.

Cuando eso sucede, poco a poco aparece la calma, y con ella puede aparecer cierta claridad, información, podemos darnos cuenta de algo de lo que no éramos conscientes… es como si, de repente, abriéramos los ojos y viéramos algo que antes no habíamos visto. Conforme más hacemos esto, más “fácil” va surgiendo el tipo de información que comento.

  1. Es fundamental hacer esto simplemente sintiendo, sin alimentar los pensamientos que me vengan relativos al drama o a la tragedia de la situación, y sin juzgar. Estos dos puntos son fundamentales, y son los que marcan el resultado de este proceso de transformación del dolor.

 

 

Para sanar el dolor por la pérdida de nuestra pareja, estos son tres puntos fundamentales:

  1. No reprimir lo que sentimos, no reprimir ninguna emoción.
  2. No reprimir las lágrimas. Llorar todo lo que necesitemos llorar.
  3. Seguir el proceso que he explicado para vivir y transformar las emociones.

Siguiendo estos puntos, poco a poco, pasarán cosas maravillosas dentro de nosotras que siempre agradeceremos a nuestra pareja. Entre otras, nos conoceremos mejor (cómo funcionamos, lo que nos emociona, lo que nos duele…), nos comprenderemos más y comprenderemos más a los otros. Nos haremos más fuertes a base de vivir el dolor desde nuestra vulnerabilidad, transformándolo en sabiduría y fortaleza. Y será una forma preciosa de llevar a nuestra pareja siempre en nuestro corazón.

 

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Escrito por: Susana Hernández (Susana Fénix), Coach y Terapeuta.

 

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