La llegada de una enfermedad

La llegada de una enfermedad

Las lágrimas de los pacientes solo representan un peligro para las emociones de los médicos” E. Kirkley Best.

El tema de este artículo me pareció una oportunidad para mostrar y expresar mi acompañamiento a los lectores quienes se encuentren con la llegada de una noticia de esta magnitud en sus vidas, no quiero decir que esté dando por hecho que quienes me leen estén sufriendo, y estar con ello minimizando su fortaleza o manera singular de reaccionar ante la enfermedad, más bien puede ser una oportunidad para comunicar algo que va más allá de información teórica, mi empatía.

 

Hablar no solo desde mi experiencia profesional y mi conocimiento como psicóloga. No se equivocaba una persona al decir en una conferencia que uno a pesar de tener estudios de  licenciatura o de posgrado, cuando toca temas de duelo, necesita hablar también desde su experiencia personal, ser empático con el sufrimiento y entonces puede así existir la posibilidad de atender al sufrimiento del otro, ayudar a que encuentre su propia manera de vivir un proceso de este tipo.

 

Tengo la intención de que este como otros artículos informe al lector sobre algo que le era desconocido, para que tenga la inquietud de buscar el saber sobre sí mismo durante una etapa de duelo o al vivir con una enfermedad degenerativa, generar el habla sobre la culpa y el miedo que se siente ante estos acontecimientos desde la perspectiva de la persona enferma y la de los familiares o cuidadores.

 

El sentir de la persona enferma

 

Cuando llegó la noticia a casa lo primero que vi que hicimos fue ocuparnos de querer resolver. Otras opiniones médicas, elegir los mejores medicamentos, que soluciones ofrecen, repartir las tareas, organizar. Y de pronto la vi, y me di cuenta que no nos deteníamos a prestar atención a su sentir, que pensaba, si necesitaba algo más allá de los medicamentos y acordar citas.

 

Ese “descuido” no solo suele ocurrir con los familiares del enfermo, en lo personal he visto esa característica de algunos médicos, quienes dan el diagnostico al paciente sin pensar en el impacto de la noticia. Lo ideal sería tomar el tiempo suficiente y tener conocimiento del manejo de información, saber contener, permitir a la persona reaccionar como sabe hacerlo, o  ¿es malo que un paciente llore? , se encuentra angustiado, con miedo, y eso es algo que deberían considerarse.

 

Si, el acompañante del enfermo se encarga de hacer la toma de decisiones, de tomar el control por unos instantes, pues el impacto del diagnóstico puede dejar actuar a la negación, estado de shock o aturdimiento, pero también es necesario prestar atención a otros detalles, considerar que la persona a veces lo único que quiere es no verse sola, poder hablar de la historia de su vida, los miedos ante la enfermedad, la muerte y no fingir que no le pasa nada.

 

 

La familia y el afrontamiento

¿Cuáles son los personajes que aparecen en la familia ante la llegada de una enfermedad? En una conferencia a la que asistí nos hablaban sobre las estrategias de afrontamiento ante una pérdida, en este caso lo relaciono con la perdida de la salud, ¿A qué me refiero con personajes? La doctora quien impartía la conferencia menciono a “el hijo soltero” “la hija con mucho trabajo” el otro hijo que dice: “no pues yo tengo familia” y todo aquello que surge a la hora del cambio, de tomar decisiones, de asignar tareas, que por cierto debería ser así y no visto como una “ayuda”.

 

Sigamos ese mismo ejemplo para explicar. Cuando en una familia, papá o mamá quienes tienen hijos adultos, ha enfermado se conocen los diferentes tipos de afrontar la nueva realidad:

 

Confrontación: la persona quien se encarga de organizar, de asignar roles, de repartir tareas, podemos mencionar según nuestro ejemplo que se trata de  aquel hijo que afronta la situación y trata de resolver.

Distanciamiento: Aquella persona que recibe la noticia, se le ha asignado una tarea ante la situación pero no da una respuesta inmediata, necesita alejarse y tener su espacio para pensar cómo resolver y después volver con alguna solución.

Autocontrol: Podemos estar hablando de aquel hijo o hija quien busca inmediatamente el apoyo social, contarlo, hablarlo con diferentes personas.

Aceptación de la responsabilidad: aquella persona que asume toda la responsabilidad, cuando debería de hacerse cargo solo de lo que le corresponde.

Huida o evitación: su conducta está dirigida a eludir, no enfrentarse con el problema.

 

Cuando una enfermedad crónica o degenerativa llega a una familia, no hay nada más primordial que el apoyo y responsabilidad de cada uno de sus integrantes, eso traerá una planificación y restructuración a la misma. Es importante trabajar el perdón y pedir apoyo de especialistas en cuidados paliativos, acompañantes terapéuticos, psicólogos o psicoanalistas.

 

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Escrito por: Anabel Sauceda Balderas, Psicóloga y Psicoterapeuta

 

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