Cuidar a alguien que un día cuidó de mi

Cuidar a alguien que un día cuidó de mi

El cuidado de otra persona tiene más implicaciones que solo estar pendiente de sus necesidades. En particular sobre el cuidado de una persona mayor pueden predominar sentimientos de nostalgia y tristeza, no quiere decir que son nulas ya las horas de alegría, las risas y los momentos agradables, pero es muy diferente por ejemplo al cuidado de un bebé.

 

¿Qué diferencias y similitudes encontramos entre el cuidado de un bebé y un adulto mayor?

 

Es verdad que muchas veces escuchamos que cuidar a un adulto mayor es como cuidar a un bebé, pero si nos fijamos bien hay una gran diferencia, cuando nace un bebé, las personas que están a su cuidado depositan sentimientos de esperanza, metas por cumplir, con la lógica de vienen muchos años de vida, planes, por lo general hay un querer ver que sucederá próximamente con ese ser humano, y aun y que los padres suelen decir estar cansados de no poder dormir bien por las noches o que pasan horas con médicos y gastan dinero en pañales entre otras cosas casi siempre hay una sonrisa o transmiten una gran alegría como si dijeran pero vale la pena.

 

Cuando se trata del cuidado de una persona mayor están implicadas por lo regular cosas similares podemos decir incluso la compra de pañales, la alimentación, horas con médico, entre otras, pero aquí ocurre algo importante, la diferencia es que también nos encontramos con que hay que tener gran cuidado en no ofender a la persona, pues puede llegar a existir un enfado por ser tratado precisamente como niño, debemos tomar en cuenta que quien está bajo cuidado realmente no quiere depender y le gustaría ser capaz de tener el control de su cuerpo y su vida como lo era antes.

 

Todo esto trae consigo que el escuchar hablar de ello a alguien que cuida de otro, se perciba como que transmiten sentimientos de tristeza y nostalgia, ¿Por qué? No es solo el cansancio físico resultado de hacerse cargo de las demandas del otro, ni las horas pasadas en hospitales o cumplir horarios estrictos, también puede ser escuchar quejas constantes, opiniones de los demás y sin duda tiene mucho que ver el afrontamiento con la realidad, que es cuidar de alguien que se encuentra en la última etapa de su vida, que como se mencionó normalmente no quiere ser cuidado y esto genera sentimientos de tristeza, sobre todo si tenemos un vínculo fuerte con esa persona.

 

¿Está mal no querer cuidar de quien un día me cuido a mí?

 

Si bien existen personas capacitadas a quiénes se les paga para cuidar de una persona mayor, la mayoría de las veces el tema se centra en relaciones padre e hijo o abuelos.
No siempre es algo que se quiera hacer, y es válido puesto que además de lo que hablamos anteriormente la persona que cuida del otro también tiene una vida que seguramente se encuentra llena de planes, trabajo y posiblemente hijos a quienes deba cuidar.

 

Es recomendable que quien esté a cargo del cuidado acuda a una psicoterapia en donde pueda expresar lo que siente respecto a eso, pues encontrará un lugar en donde no será juzgado por sentimientos de enojo, frustración o culpa por no querer cuidar a esa persona, es normal ver a quienes se digan así mismos algo similar a: “como no voy a querer si mi madre cuidó de mi cuando niño, ahora me toca”.
Prestar atención a uno mismo.

 

Ser consciente de mis capacidades y limitaciones es importante, así como pedir ayuda a otros familiares o amigos para cuidar de esa persona, precisamente si uno se queda con la idea de tener que retribuir el cuidado, la persona puede llegar a un desgaste físico y emocional muy fuerte y poner en juego su salud y de esa manera no podrá llevar a cabo algo que demanda en gran medida justamente eso.

 

Una grata experiencia.

 

Esta experiencia también nos puede dejar momentos bellos y enriquecedores, pensémoslo así, estamos compartiendo mucho tiempo con alguien que nos puede hablar de todo lo que aprendió a lo largo de la vida, no eliminemos las ideas de pasar momentos divertidos, hablar de recuerdos y sobre todo escuchar consejos, recordemos que estamos también generando un gran vínculo de confianza.

 

¿Qué recomendaciones se pueden dar para estas situaciones?

 

De ser posible llevar un proceso psicoterapéutico.
Disponer de ayuda de otros.
No anticiparse a las demandas, permitirle a la persona resolver lo que le sea posible.
Crear vínculos de confianza.
Intentar no hacer del cuidado algo que se debería hacer, pues esto afectará a la otra persona.
Tener presente que es una oportunidad para compartir tiempo de calidad, que también cabe la posibilidad de que ocurran cosas agradables e inesperadas.

 

¿Qué películas se pueden recomendar que tratan sobre estos temas?

 

Hablar de este tema en particular me recuerda dos recomendaciones que me gustaría hacer, precisamente como ejemplos de compartir tiempo con adultos mayores, estas son dos películas:

“Perfume de mujer” de Martin Brest.
“Las horas contigo” de Catalina Aguilar Mastretta.

 

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Escrito por: Anabel Sauceda Balderas, Psicóloga y Psicoterapeuta

 

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