Lo que no te dije en vida

Lo que no te dije en vida

A veces en la vida nos sucede que dejamos de forma velada, de manera soterrada, a ocultas; muchas emociones y sentimientos por nuestros seres queridos. Quisiéramos de algún modo recuperar el tiempo perdido para decir y expresar aquello que guardamos por varias razones y a veces inexplicables para nosotros mismos.

 

¿Que dice la tanatología al respecto?

La tanatología nos informa que decir las cosas a nuestros queridos muertos también tiene un impacto saludable en nuestra vida. Es por ello que celebramos y recordamos cumpleaños, aniversarios, el día de muertos, por ejemplo, y es por eso también que cantamos lo que amaban escuchar nuestros queridos difuntos.

 

Lloramos, balbuceamos y hacemos referencia constante a lo que ellos amaban en vida, de igual forma, guardamos fotografías y hasta les hablamos, en algunos casos les ofrendamos títulos universitarios, les dedicamos goles, poemas, viajes a lugares que nos quedaron pendientes de visitar. Y siempre referimos a nuestros amados muertos en tiempo presente, pasado o incluso futuro como un mismo momento histórico.

 

Comemos lo que ellos disfrutaban, y hasta odiamos las mismas cosas. Pensamos “si estuviera mi…esto seguramente le gustaría” es decir, son una presencia constante. Lo cual es una conducta perfectamente saludable, sobre todo, si estas cosas no nos impiden continuar con nuestras vidas y aprendizajes. Con nuestro trabajo y nuestra dicha. Extrañar es saludable, echar de menos es normal y estar tristes a veces es lo más natural del mundo.

 

¿Pero y si pudiéramos decir aquello que no dijimos a tiempo?

 

Hagámoslo ahora, sin temor y en total libertad. Expresemos a nuestros entrañables muertos que siempre estuvimos orgullosos de ellos, que nos gustaba y daba paz su voz, que disfrutábamos como a nadie de su presencia.

 

Podemos agradecerles su tiempo con nosotros, su dedicación y los detalles que tuvieron; podemos presumirles nuestros logros y decirles que ellos son parte fundamental de éstos; siempre será tiempo de decirles aún ya sin su presencia física, que nos enorgullece tener su apellido, heredar su sangre, compartir filias y fobias y sobre todo, que nuestro aprendizaje del amor, del dolor y de la reconciliación, también se los debemos, sobre todo la capacidad de seguir adelante ahora fortalecidos por su constante presencia espiritual.

 

Mandarles un abrazo simbólico, pedirles su bendición y guía; hacer oración por ellos sin caer en la desesperanza, es recomendable y sabio, ya que nuestras vidas y sus muertes están en constante comunicación y pueden generar paz si aprendemos a resolver nuestros duelos y retener únicamente la gratitud por sus valiosas vidas, teniendo en cuenta que somos personas con individualidad y singularidad y estamos ante la oportunidad de continuar o descontinuar el camino que emprendimos juntos.

 

 

——-

Escrito por: Reymundo López , Tanatología educativa

(Visita su perfil dando click al nombre o aquí)

 



Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *